El sincretismo religioso es uno de los aspectos culturales que más me
fascina. Sabemos muy bien que la colonización pasa –entre otros elementos
-también por la imposición de la religión y del idioma del colonizador. En el
caso del idioma, tenemos muchos ejemplos de glotofagia, es decir que el idioma
del colonizador hace desaparecer al idioma nativo o en el mejor de los casos,
éste sobrevive con un estatus de inferioridad. La religión es más complicada y
por eso es casi imposible para el colonizador hacer que los nativos se apropien
de la religión a su manera y le incluyan elementos – muchas veces quizá hasta
casi invisibles para el no experto – de sus propias creencias. En Latinoamérica
esto tiene como consecuencia un extraño catolicismo, teñido de exótica superstición.
Las Filipinas por supuesto, no escapan al sincretismo. Este país es una
excepción en Asia, pues el 90% de su población es católica. Claro, católicos a
su manera, al igual que nosotros los latinoamericanos. Muchas veces he visto en tiendas la imagen del
Niño Jesús, rodeado de luces de colores. Hasta ahora no había entendido la
importancia de esta imagen en la cultura filipina
Y es que el mes de enero está dedicado al “Santo Niño”, siendo el día más
importante el tercer domingo de enero: fecha para la cual el arzobispo de las filipinas consiguió un
permiso especial del Vaticano, lo que hace de este país el único en celebrar
dicho día y a tenerlo marcado en su calendario litúrgico. El Santo niño es pues celebrado no solo con
procesiones (inclusive procesiones fluviales) y bendiciones a los niños en las
iglesias por supuesto, pero también con coloridas danzas y festividades
callejeras. En la ciudad de Cebu, por ejemplo no se considera terminada la
navidad hasta esta fecha, en que se celebra el “Sinulong”, la festividad más
antigua de este país. En Manila la iglesia que organiza las festividades es la
de Tondo. Otras festividades de sonoros nombres dedicadas a esta imagen son: “Biniray”
en Romblon, “Pachada Senor” en Cagayan de Oro, “Kahimunan” en Butuan, “Binirayan” y “Handugan” en Antique,
“Dinagyang” en Iloilo; entre otros.
El origen de esta devoción data de la llegada de Magallanes en 1521. El
Jefe de la tribu de Zubu Rajah Humabon y su esposa Hara Amihan, fueron
bautizados con los nombres de Carlos y Juana respectivamente y Magallanes le
regaló a ésta última para celebrar su bautizo, una imagen del niño Jesús en
madera realizada en Holanda. La imagen se convirtió en el símbolo de la amistad
entre ambos pueblos. Ésta es pues, junto con la Cruz de Magallanes, la imagen
católica más antigua del país.
Y como en toda imagen religiosa, un milagro tiene que estar envuelto. En
este caso ocurrió cuarenta y cuatro años después de su llegada. En 1565 los
españoles decidieron castigar la hostilidad de los cebuanos, con un incendio
que mermó casi la totalidad del pueblo. En una de las casas incendiadas, un
soldado español encontró la imagen entregada a Juana completamente intacta.
Desde ese día el Santo Niño es el
patrono de la ciudad de Cebú.
La imagen original puede ser vista en la “Basilica Minore del Santo Nino”
en esa ciudad. La basílica ha sido construida
cerca del lugar de la casa quemada en donde se encontró la imagen. Ésta es la tercera
construcción, pues las dos anteriores basílicas que los españoles construyeron,
se quemaron.
Es justamente en Cebú que se celebra el famoso “Sinulong”, una colorida festividad en la que se simboliza
con esta danza ritual la conversión de los nativos paganos en cristianos.
Esta danza ya se bailaba en honor a los dioses nativos representados en madera, lo que resulta en un buen ejemplo de sincretismo pues simplemente cambiaron una imagen en madera por otra.
Mientras bailan, los participantes deben gritan fuertemente peticiones y agradecimientos la Santo Niño. Gritar es muy importante, sino el Santo Niño no podrá escuchar los pedidos (claro, con tanta gente) y el milagro no se cumplirá.
Esta danza ya se bailaba en honor a los dioses nativos representados en madera, lo que resulta en un buen ejemplo de sincretismo pues simplemente cambiaron una imagen en madera por otra.
Mientras bailan, los participantes deben gritan fuertemente peticiones y agradecimientos la Santo Niño. Gritar es muy importante, sino el Santo Niño no podrá escuchar los pedidos (claro, con tanta gente) y el milagro no se cumplirá.
Pero el sincretismo religioso no termina con la incorporación de una danza
nativa a una festividad católica. Como en todo sincretismo, la veneración raya
a veces con la superstición, hasta llegar a aplicarle al “Santo” características
de dioses antiguos. En este caso vemos en primer lugar el famoso Sinulong, en que como dije se remplazó una imagen de madera por otra... literalmente, pues hay pruebas de que al principio los nativos identificaron la imagen de Jesús niño con el dios de la lluvia. Luego tenemos el apelativo
"santo"… porque justamente se supone que es Jesús de niño, entonces según la iglesia
católica Dios, no un santo. Tercero – y quizá lo más interesante – es que según
para qué necesites la protección, milagro o lo que sea, encuentras santos niños
vestido para toda ocasión: Desde
vestidos más modernamente (no se pierdan las gorritas), ...
... deportistas (¿Ven al jugador de "basketball"?)
hasta… no sé ¿Duende de Papá Noel?, ¿cocinero navideño?, ¿sobrino de Frosty the Snowman?... (¿Y qué demonios tiene en las manos?)
Sin olvidar el "DIos nos agarre confesados"
A pesar de lo contradictorio de muchas veneraciones, el sincretismo religioso creo yo, enriquece la cultura de los pueblos. Por eso estoy seriamente pensando en empezar mi colección de Santos Niños. Me parece un buen y original recuerdo de mi estancia en las Filipinas. La “pièce de resistance” será el vestido de astronauta (Sí, lo hay)
Actualización: Pues que me encontré sin querer con una procesión del Santo Niño y pude grabar algo. Lamentablemente llegué cuando estaba por terminar y para colmo la imagen está muy movida en mi desesperación por corre para encontrar un buen lugar. Pero en todo caso se pueden dar una idea. ¿Lo que más me llamó la atención? Lo alegre de la música, comparado con las procesiones peruanas a las que estoy acostumbrada, en donde el tono es realmente solemne y un poco tétrico. Aquí la cosa era muy festiva. no se pierdan la danza final de las ancianitas.
... deportistas (¿Ven al jugador de "basketball"?)
hasta… no sé ¿Duende de Papá Noel?, ¿cocinero navideño?, ¿sobrino de Frosty the Snowman?... (¿Y qué demonios tiene en las manos?)
A pesar de lo contradictorio de muchas veneraciones, el sincretismo religioso creo yo, enriquece la cultura de los pueblos. Por eso estoy seriamente pensando en empezar mi colección de Santos Niños. Me parece un buen y original recuerdo de mi estancia en las Filipinas. La “pièce de resistance” será el vestido de astronauta (Sí, lo hay)
Actualización: Pues que me encontré sin querer con una procesión del Santo Niño y pude grabar algo. Lamentablemente llegué cuando estaba por terminar y para colmo la imagen está muy movida en mi desesperación por corre para encontrar un buen lugar. Pero en todo caso se pueden dar una idea. ¿Lo que más me llamó la atención? Lo alegre de la música, comparado con las procesiones peruanas a las que estoy acostumbrada, en donde el tono es realmente solemne y un poco tétrico. Aquí la cosa era muy festiva. no se pierdan la danza final de las ancianitas.
¡Super interesante!!! ¡Me alucina el colorido de estos actos!
ResponderEliminarMuy interesante. Desconocía por completo esta tradición.
ResponderEliminarMuchas gracis por leerme. sí pues. A mí también me asombró, porque lo que conocemos del catolicismo de Filipinas es los "crucificados" para szemana santa, etc. Entonces yo tenía una idea muy lúgubre de las tradiciones religiosas filipinas... y me encuentro a una ancianita bailando con un vestido de "rumbera". ¡Imagínense la sorpresa! Lo más interesante es ver que el sincretismo funciona en todas partes, aquí la mezcla no solo es con las constumbres nativas (como digo el Santo Niño está ligado al Dios de la Lluvia), sino al budismo. He ido al museo chino y descubría algunas cosillas. Ya escribiré al respecto.
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