Mucho se habla de la efectividad nórdica. Algunos dicen que eso se debe a la especialización en los estudios. Cada uno sabe lo que debe hacer y lo hace sin preguntarle a nadie.
Pero todas las cosas tienen su lado bueno y su lado malo. Los especialistas también. Y es que cuando se te malogra tu lavadora Phillips y llamas a un técnico que te dice que él solo arregla General Electric, te comienzas a cuestionar la efectividad del sistema. ¡Demonios! ¡No soy ingeniera, pero creo que una lavadora es una lavadora!
Otro problema con los especialistas es que tienen una suerte de monopolio. Un encontrón con ellos tuvo mi marido cuando se le malogró el coche. Resulta que él –como buen finlandés – pensó que lo mejor era llevarlo a donde los especialistas en Peugeot… y allí empezó la pesadilla. Y es que como esos señores se toman muy en serio su “especialización” pues pone las fechas que les da la gana. Tenían tiempo de revisar (sí, solo revisar) el coche tres semanas más tarde (Y es que el calendario de los especialistas es muy apretado ¿saben?) Una vez revisado había que esperar dos semanas más para que al fin comiencen a repararlo… y luego faltaba una pieza y era una semana más… y luego jamás estaban los mecánicos para saber si ya podíamos recoger el maldito coche (“Hay una gran lista de espera”, respondía la secretaria). Así pues tuvimos que alquilar uno para poder asistir a un festival de verano en el cual estaba invitada.
Peor aún es lo que estoy viviendo por un dolor de muelas. Ya sé que no es nuevo el tema del mal servicio médico en este país, pero es que estoy tan furiosa con los especialistas, que con alguien debo desfogarme. Discúlpeme el lector.
Resulta que en enero pedí cita para que me revisaran una muela que me molestaba. Me dieron la cita para abril. Yo sé que lo que sucede es que tengo la muela del juicio demás (mis dientes son muy grandes para el tamaño de mi boca) y un relleno que está viejo y que quiero que me cambien. Lo curioso es que no me molestaba tener que comer con el lado “bueno” de la boca… hasta que noté que a falta de ejercitar el lado “malo” de la mandíbula, la cara se me veía un poco caída (terrible cuando ya se tiene más de 40) es eso lo que me animó (y desesperó) a pedir la cita.
En abril pues fui al dentista que no sé para qué me sacó una radiografía. En ella se veía como que la raíz de un diente estaba empujando la otra (sí, ya lo sé, es la raíz de mi muela del juicio que quiero que me saquen porque está muy al fondo de la boca y empuja las otras muelas) y me dijo que tenía que enviar la radiografía al “especialista” pues quizá se trataba de otra cosa. ¿Un especialista para ver una radiografía?... Bueno.
Y el tiempo pasaba, seguía sin poder comer del lado “malo” (y la cara que se me cae) y ni noticias del resultado.
Un día no soporté más (ya no puedo ni tomar agua, el diente está muy sensible) Y decidí ir a emergencia. Allí me volvieron a tomar otra radiografía (a pesar que en la computadora se podía ver la que me habían tomado en abril) y ese dentista seguía cuestionándose el estado de mis dientes. “Pero si yo estoy segura que solo tengo un relleno que cambiar”: Que las cosas no son tan simples y que me tuvieron que ve dos especialistas: uno para los dientes y otro para las encías (No, no estoy bromeando) El de los dientes dijo que me tenían que hacer una radiografía más, la de las encías dijo que necesitaba una limpieza de dientes (¿Es que no todos los dentistas pueden darse cuenta si necesitas limpieza o no?) Me dieron la cita para la limpieza una semana después y me enviaron inmediatamente a otro centro dental que tenía el aparato para la radiografía. Tuve que tomar dos autobuses para llegar y me pusieron en un aparato impresionante que daba vueltas alrededor de mi cabeza. ¡Una super radiografía! En ese momento me entró pánico. ¿Y qué tal si tenía algo más grave? ¡No es por nada que son especialistas! Si tantas pruebas me hacían, seguro que la mitad de la mandíbula estaba por caérseme.
Una semana después voy a la limpieza y me dicen que la buena noticia es que no tengo nada, solo una cavidad que rellenar. ¡Pero si yo no soy dentista y les vengo diciendo eso desde el principio! Y luego la bomba: la cavidad está del otro lado de la boca. Entonces, ¿cómo es que si tengo una cavidad en el lado izquierdo, es el derecho el que me duele? Pues seguro me confundo: la muela del juicio no molesta para nada y el relleno no está tan viejo como para cambiarlo… Pero es mi boca, yo sé dónde me duele. Nenín, el especialista dice que el lado derecho no es el lado “malo”, allí todo está bien. Hay simplemente que tratar la cavidad del lado izquierdo… y eso es todo lo que me harán en noviembre.
Mientras tanto maldigo los especialistas y extraño Perú con sus mecánicos que te arreglan desde bicicletas hasta camiones interprovinciales y sus dentistas que te hacen de todo sin chistar. Y es que nosotros no estamos para escoger clientes. Viva la necesidad, realmente madre del ingenio
No hay comentarios:
Publicar un comentario