Foto de Pekka Niityyvirta
Todos saben que en Finlandia se encuentra la residencia oficial de Papá Noel. Vive específicamente en Rovaniemi, en la Laponia finlandesa, cerca del círculo polar ártico. Y es obvio por qué escogió este país como su hogar. Papá Noel = invierno = nieve. Y aquí estamos servidos.
Todos saben que en Finlandia se encuentra la residencia oficial de Papá Noel. Vive específicamente en Rovaniemi, en la Laponia finlandesa, cerca del círculo polar ártico. Y es obvio por qué escogió este país como su hogar. Papá Noel = invierno = nieve. Y aquí estamos servidos.
Las cuatro estaciones están muy marcadas. El invierno es la estación que físicamente dura más. Con suerte podemos tener nieve a partir de noviembre. Esta normalmente se retira en marzo. No siempre hace mucho frío, generalmente 5 grados bajo cero. Nada que un buen trago de vodka no pueda solucionar. Los finlandeses se consuelan del frío yendo a la sauna y practicando deportes de invierno como esquí, patinaje y avantouinti, es decir nadar en un agujero practicado en el hielo. Dicen que es muy saludable… yo, sólo les creo.
En primavera todo florece y lo notamos por la cantidad de alergias al polen que padecemos. Algunas, como las alergias al abedul y al aliso, son tan violentas que ocasionan crisis de asma. Felizmente una buena dosis de cortisona siempre ayuda, aunque el pelo se caiga debido al tratamiento.
Si es un buen año, habrá verano de verdad; sino, como casi siempre, nos contentaremos con bastante lluvia y unos cuantos rayos de sol. Pero eso sí: aunque truene, éste empezará oficialmente el primero de mayo. Aquí este día se conoce como Vappu y no lo celebran los trabajadores, sino más bien los estudiantes. ¡Y como lo celebran! Ropa de fiesta obligatoria, (Es común verlos tiritar de frío), sombreros (Si se es estudiante, un sombrero especial que se recibe al graduarse. Sino, cualquiera funciona y cuanto más ridículo, mejor) y mucho, mucho alcohol.
Otra fiesta importante de verano es Juhannus (San Juán), el día más largo del año. Esta fiesta es menos llamativa que Vappu, pero para mí más espectacular. Las calles están desiertas pues todos han ido a la casa de campo (Propia o de algún familiar.) parA prender una hoguera llamada kokko y disfrutar del increíble sol de medianoche. Efectivamente, ese día el sol nunca se oculta; baja un poco y al llegar al medio del horizonte, sube nuevamente.
El verano es también el momento apropiado para lavar las alfombras. Es muy común ver a familias enteras lavándolas en lo que haya cerca: lago, río o inclusive el mar. Para facilitar las cosas, la municipalidad construye pequeños muelles de madera, cuyo único propósito es ésta tan particular diversión veraniega.
Y luego tenemos el otoño…
Es curioso cómo muchas personas me preguntan qué hago para soportar el frío cuando digo que vivo en Finlandia. Nadie sospecha que lo insoportable en este país es la temida oscuridad. Este monstruo que inclusive los más recios finlandeses temen, tiene un nombre: … ¡Kaamos!...
Empieza a principios de octubre y dura más o menos hasta febrero. Como lo dije más arriba, si el cielo se apiada de nosotros, la nieve caerá pronto y por lo meno nos dará una sensación de claridad. Y es que durante la época oscura, para los afortunados que viven más al sur, el día empieza a las 10:00 a.m. y termina a las 15:00 (Si hay suerte, esto es menos de 10 grados bajo cero. Solo así el cielo se ve claro). Esto quiere decir que si nuestro trabajo empieza a las 8:00 a.m., vamos a trabajar “de noche” y si terminamos de trabajar a las 5:00 p.m., regresamos de trabajar “de noche”.
Para sobrevivir al kaamos, se necesita mucho “sisu”, una palabra que se traduce como una mezcla de coraje, nervios y templanza. Si no se tiene sisu, entonces el alcohol puede ayudar, según lo aseguran los finlandeses.
Después de esta descripción muchos se preguntarán, cómo sigo viviendo aquí. Pero es que este clima tan particular, encierra extrañas sorpresas. Una de ellas es que como nadie quiere venirse a vivir para acá, los centros urbanos no son muy grandes y gozan de la naturaleza muy cerca. En dos estaciones de metro, podemos encontrarnos casi en el campo.
Un día de mayo, en que se supone ya NO debe nevar… cayó nieve. Por supuesto nadie tenía ropa adecuada y por tanto nos moríamos de frío. Yo salía del metro maldiciendo “este país y su clima endemoniadamente loco” cuando al salir de la estación me encontré con un paisaje sorprendente. Y es que en esa época, el día tarda mucho en ocultarse, además de que el cielo nunca llega a ponerse completamente negro. Así pues me encontré con todos los árboles cubiertos con nieve y con un cielo no celeste, no azul, sino de un color entre ambos que se reflejaba en la blancura de esta nieve. El resultado era un paisaje completamente azul pastel de una belleza increíble. A este fenómeno, se le conoce como “La hora azul” y es sobre todo Papá Noel en su Laponia, quien puede gozarlo por más tiempo, debido a que la nieve por allá, tarda más en derretirse. Ante esta imagen de tarjeta postal que inmediatamente me hizo sentir serena, solo pude pensar: “Bueno, este es el precio que tenemos que pagar para poder ver un paisaje así.” Un paisaje que no se puede ver en cualquier parte del mundo.
Las nuevas Cartas Filandesas de Tanya tienen sabor y sorpresa. Nos introduce con una grácil escritura en el mundo del frío y de la civilizada existencia, ante la globalización que conduce a la uniformidad de la vida en común.
ResponderEliminarGracias, Tanya, por darnos acceso a tu mundo de maravillas.
La cultura está dónde hay paz.
Un beso,
Alejo
Tanya querida, hermosos tus artículos, que si bien ya sabía de "esa natura", como tu lo relatas se vive más...
ResponderEliminarSólo algo me falta para ese paisaje. Cuando puedas, y si puedes, regálanos algunas fotografías para completar esa pintura tan bien descripta.
Servida querida Ime
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